Es realmente valorable cuando una persona a la que le gusta escribir y disfrutar del momento de escribir, encuentra en algo una fuente de inspiración. No sólo en una experiencia propia o ajena, sino también, en las palabras de otros artistas o escritores o novelistas o periodistas o compositores de bellas canciones, tristes canciones, largas canciones, grandes canciones. Fiona Apple es una de ellas. Desde su primer álbum, allá por 1996, hasta el último editado en el año 2006, la neoyorquina nos ha deleitado con los matices de sus canciones, sus distintos colores y texturas constantemente. Y nunca nos ha decepcionado.
Lo que más llama la atención de esos tres discos es que emanan color: Tidal podría ser un celeste violáceo. Comienza con un violeta intenso haciendo una declaración que se puede considerar bastante necesaria para la falta de vuelo imaginativo y de desprecio a lo creativo: I have my feet on the ground/and I don't go to sleep to dream/You've got your head in the clouds/You're not at all what you seam. Va aclarándose con el transcurrir de los temas pero no deja esa intensidad. Seguramente uno de los momentos en donde más puede detectarse la profundidad del pensamiento de Apple es en "Slow Like Honey" o "Never is a Promise".
Hay uno con el que, permítanme, Fiona se instaló en mi historia musical: el bordeaûx de "When the Pawn..." (el verdadero título del disco tiene como 90 palabras). Es imposible, para mí, escuchar ese disco y reconocer una como la mejor canción o la que más me llega. Tanto con Fiona como con Natalie Imbruglia, toco un punto de identificación con las palabras que pronuncian. Y este disco está plagado de estas experiencias. Supongo que "Love Ridden" y "I know" son las que más me han ligado a él.
"Extraordinary Machine" es el disco más verde de Fiona. Y en donde, sobre todas las cosas, es su intepretación la que seduce. Más allá de que siempre tuvo una presencia escénica muy especial, un registro de voz casi de fantasía mutando desde notas muy graves a hermosos agudos de gorrión, en este disco se la nota mucho más sumergida en atraer que en repeler: cosa que le ha costado muchísimas críticas. Pero Fiona, es sin dudas, una máquina extraoridnaria de inspirar dulzura, bronca y emoción. Una fruta más que tentadora que hay que probar.
Lo trascendental del mal
Hace 11 años
2 comentarios:
A mí Fiona no me inspira dulzura, sí bronca, sí emociones ligadas a la bronca y un poco también a la injusticia. El tema "Sudden Girl" de Tidal es la historia de un episodio en la vida de ella que la marcó para siempre, que le puso ese ceño constanmente fruncido como sello identificatorio y ese aire a "chica problemática" con el que me identifico, muy a mi pesar. Pero no es dulce la mina, es áspera, es terriblemente dura. Tal vez ahora, en "Extraordinary..." esté ablandando un poco la coraza, pero sigue siendo ella por detrás de todo el verde esperanza.
Yo creo que Fiona es muy dulce, y por eso tiene tanta bronca. Si no fuese dulce jamás podría hacer escrito I know o Love Ridden o Slow Like Honey o Red Red Red. Es cierto que quedó muy marcada por el episodio de la violación. Pero además de Sullen Girl está the Cild is gone donde ella hablar de justamente crecer. Lograr avanzar pero no olvidarlo. Tomar la experiencia. Es buenísimo como cada uno interpreta a lo que lo inspira. Justamente a eso me refería
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