Todos tenemos esa pregunta.
Cada uno vuelca su intriga en relación a distintos aspectos del acontecer de su ser en este mundo. Otros de la relación de fuerzas entre la naturaleza y el trascurrir humano.
Cuántas personas buscan el amor en el lugar erróneo porque es el día de hoy que no saben qué están buscando de una pareja. Otros se preguntan si el amor realmente supone el vínculo "amoroso" (entendido como vulgarmente se lo refiere). Hay quienes se preguntan por el porqué de sus degracias. El famoso qué-he-hecho-yo para-merecer-ésto es una de las preguntas retóricas más escuchadas en la faz de la Tierra, sin dudas. Especialmente por esa concepción tan cristiana de que lo que nos pasa es un mandato a partir de todo lo que hemos hecho o dejado de hacer en nuestras vidas. No por causa y efecto sino como si merecer tuviera alguna condición divina de aparición.
Un nombre
Una sensación que nos acosa cada día
La mala experiencia de otros como si nos estigmatizara
Nuestras historias particulares
Nos preguntamos constantemente por qué han fracasado nuestros padres en nuestra crianza y nos toca hacernos cargo de ello. Por qué en cuanto cortamos una relación necesitamos continuarla con otra persona. Por qué buscamos refugio en el hombre. Cómo resolver las cosas... nuestra cabeza. Nuestras decisiones parecieran ser respuestas a estas preguntas, sin embargo no lo son. Cada acción que nos proponemos realizar conlleva a más y más preguntas. Cada vez suena más convincente el hecho de que somos puro inconciente en nuestra generalidad. La conciencia es sólo esa parte del inconciente de la que estamos acompañados cuando sentimos los pellizcos.
1 comentario:
No paré de coincidir.
Muy bueno
saludos
Publicar un comentario