miércoles, 31 de octubre de 2007

Esa mujer

Hay un aire evidente en la sociedad, por lo menos porteña. La vuelta de los dichos y prácticas gorilas. No pensemos en esta declaración como un planteo previo a una hipótesis pro peronismo, si no analicemos el porqué al antiperonismo.
Así como lo que pasa con el prejuicio a los judíos (el antisemitismo), el peronismo se ha instalado nuevamente como en la década del 50, en un concepto rodeado de prejuicios sobre lo que es ser peronista y lo que hacen los dirigentes peronistas. El judío es avaro, es oscuro, es mistirioso, es tramposo, engañoso... Adjetivos que, en su calificación negativa, podrían ser análogos a los que se le adjudica al Peronismo, clientelista, autoritario, dictador...
Pero creo que hay que hacer una evaluación muy fuerte a partir de lo sucedido en estas últimas elecciones. A nivel ciudad, con la victoria de Macri como Jefe de Gobierno y de Carrió en esta última elección a presidente; y a nivel Nación: como va avanzando el peronismo y como arrasa en las elecciones, o también la situación de los radicales por qué no.
Lo que propongo con este humilde aporte no es decir ninguna verdad. Sólo que reflexionemos. Porque al fin y al cabo, estamos en democracia (por lo menos sistemáticamente, por lo menos hay un estado "democroide", permitanme la licencia, en esta nación), y como tal, este sistema promulga que acatemos a lo que sale como resultado de la votación y como parte de la Democracia, debemos comprometernos a entender y atender esta realidad en la que nos sumergimos (o que nos baña).
El Peronismo no es exactamente ese de Alberto Rodríguez Saá (ver CQC del 30/10) en donde sus mismos votantes parecen tener algún tipo de trastorno y seguían sosteniendo que entraban al ballotagge cuando no tenían ni el 10% de los votos. El nivel de violencia que los cronistas de CQC vivieron en ese búnker sólo es comparabale con los ataques que recibieron de parte de Aldo Ricco y de los guarda espladas de Carlos Saúl Menem. Y no dejo de sorprenderme del grado de lejanía con la realidad que demostraban los allí presentes.
Por otro lado, quiero referirme al desplante que hizo Mauricio Macri a sus representantes en estas elecciones: De Narváez - Macri y el candidato a la presidencia por Recrear - Pro, Ricardo López Murphy. La poca pasta de líder político que significó esto, debería darnos que pensar a todos los porteños ahora que Mauricio es nuestro Jefe de Gobierno y va a tener que enfrentarse a la oposición y a los gremios, con una Peronista en la Presidencia.
Cristina es la Presidenta. Esto no puede dejar de ser un punto a visualizar: una mujer llega a la presidencia por primera vez en la histroria de nuestro país. Una presidenta es electa por el pueblo por primera vez. Y eso es a lo que me refiero con analizar qué es lo que pasó en las urnas el pasado domingo. Ya que no es menor que esto se dé en un país en donde la legalización del aborto sea constantemente frenada, porque este debate, en realidad está apuntando a otra cuestión de base, una cuestión ideológica que es qué concepción de la mujer, y del cuerpo de la mujer, tiene esta sociedad. Y ahora, esa mujer, está en la presidencia, es la Jefa de Estado y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Si nuestra concepción sobre la mujer pone en duda hasta el cuidado de su propio cuerpo: ¿no les parece que es demasiado avance que ahora sea LA MUJER la que se queda a cargo? Me parece que es parte de la evolución de una sociedad hacer una revisión de su historia, especialmente desde el Estado y de los Gobiernos para bajarlo a la sociedad civil, que también debe formar parte de esa revisión, y revertir concepciones ideológicas. No sirve hablar de mejorar la seguridad, la educación, la salud, si no descomponemos qué es lo que estos significantes significan y lo que significan, no es ni más ni menos a lo que nosotros queremos hacerlos referir...

domingo, 21 de octubre de 2007

Fue

Crear - recrear - destruir - recrear. Después de muchísimos falsos rumores de que Soda Stereo volvería, volvió. Y volvió como si nunca se hubiese ido musicalmente. Sin embargo, se los notaba medio desconectados entre ellos, tal vez más de lo que estaban cuando se despedían, peleados, allá por 1997, de su público masivo. En esta ocasión no había un lazo conflictivo entre ellos. En ningún momento prácticamente hubo menos de 10 pasos entre ellos. Mientras que, se sabe que cada uno se fue por su cuenta sin decirse si quiera adiós luego de ese show en septiembre de aquel año.
De todas maneras, el ambiente ahora era otro. Sin dudas, el clima era de reencuentro: un reencuentro de la banda con su público que los siguió desde sus comienzos. Algunos que seguramente estuvieron en la serie de "El Último Concierto", otros que fueron por inercia de sus hermanos/as mayores, padres, novios/as. Y también un reencuentro de uno mismo con la década del ochenta. La que contextualizó a ese movimiento de "pura diversión musical" pero que sin embargo llamaba a despertarse, a apagar la tele o a encenderla, tomar vitaminas para estar lúcidos y no dejarse adormecer.
Volcándonos más de lleno en lo que fue el show, digamos que (más allá del chato sonido que no logró abarcar todas las áreas del Monumental como para sentir que la música estallaba) fue de una prolijidad admirable, coordinación entre los músicos, sin dejar afuera momentos de "delirio musical".
Ya no hace falta hablar de la hermosa interpretación vocal de Cerati, o de la base de bajo rítimicas impecable de Zeta o de la presencia de Charly detrás de los tambores (se destaca su performance en el Séptimo Día" en donde nos parece que todo el tiempo están fuera de ritmo, y sin embargo es exactamente el tiempo en el que tienen que dar).
Entonces, qué hizo volver a Soda: la plata, dicen algunos; los reiteradísimos pedidos de la prensa, colegas y fanáticos. Pero, a ver, díganme si no tengo razón en esta hipótesis: Hasta que Don Gustavo no hubo generado un buen vínculo con el público que lo había seguido junto a su banda en los 80, Soda no decía que sí. "Ahí Vamos" le permitió a Cerati esa reconciliación llenando 5 Obras consecutivos con excelentes críticas y recepción de la gente. Sin embargo, "Ahí Vamos" no demuestra exactamente su inmenso talento musical y compositivo.
Pero no nos vayamos del tema, digamos, de Soda. El show tuvo todos los climas (climax): Juegos de seducción abrió las dos horas casi non-stop del concierto, seguida por temas como Telekinesis y de las más primarias de la banda. "La Ciudad de la Furia" y "Primavera Cero" fueron las que introdujeron los pogos más intensos de la velada, y el pasaje que incluyó tres temas al hilo del disco "Dynamo", fue sin dudas el momento más alto a nivel experimental. Claro que ese disco es el más experimental de la banda y lo que, obviamente, le valió muchsísimos rechazos tanto de la prensa como de sus fans. Las versiones de "Un Millón de Años Luz" y de "Remolinos" daban la impresión de que esta banda no se hubiese separado por 10 años rodeados por malas relaciones y celos por parte de la banda.
La cosa, es que, Soda volvió, estuvo en River ya dos noches seguidas. Le falta una más en este mes y dos más en noviembre, con posibilidad de una más en diciembre ( o más???). ¿Hace falta tanto más? El pasado no es algo que haya que cancelar y tener que revivir para que valga, al pasado hay que traerlo a la memoria, recrealero, renombrarlo, redefinirlo, porque el ser humano vive de esta PRÁCTICA activa que es la memoria. Así que no es nada malo algo de melancolía y decir que Soda, ya fue.

jueves, 11 de octubre de 2007

La vida es bella

Bob Fosse es el director artísitco más influyente que haya existido en esta era. Y sin dudas es Cabaret (la película con Liza Minelli) en la que su legado comenzó a gestarse. Durante el desarrollo de la película es casi imposible no empezar a tener flashes de otras películas, obras teatrales o músicos que copian este estilo de "contar el espectáculo" que inicia Fosse en la década del '70.
Desde la desinhibición de Sally Bowles a las fugaces apariciones del anfitrión del Cabaret, toda la película va haciéndose presente de una manera única (especialmente en la época de su estreno). Toma un momento histórico más que trascendental en la historia de la Humanidad: el auge del Nazismo. Dentro de ese contexto encuadra al cabaret, el pequeño lugar en donde todo debe ser olvidado, en donde la vida es hermosa. Esa desfachatez impecablemente cuidada que genera Fosse con la presentación de bailarines haciendo de bailarinas, las uñas verdes de Sally, su grito bajo el puente cuando pasa el ensordecedor tren; todas y cada una de ellas son aventuras dentro de una historia seria: la de una Alemania que se veía así misma como el inicio de la historia Universal, porque la historia previa había que borrarla, la Alemania de los Nazis. La decadencia de Alemania. La decadencia que, en el Cabaret, es vida.
Bisexualidad, libertinaje, promiscuidad, hasta el aborto entra en la obra de este genio norteamericano que supo hacer del musical algo más que contar una historia con música. Si no que se dedicó a destruirse por lo musical y dejó su vida en cada una de sus obras (ver All That Jazz). Lo más interesante de Cabaret, es que la tristeza de la trama no es descifrada por los espectadores hasta que no termina la película. Y eso es lo que la hace tan "redonda". Se supone que dentro del Cabaret, dentro de lo que es ese "quiebre con la realidad", nada más importa. Entonces vemos la película y disfrutamos a Sally y a Brian y a Max y su liberación y como minimizan la situación de Alemania, hasta la escena en que Brian y Max se dan cuenta de que tenían ganas de algo más que de escuchar cantar a una legión de nazis enarbolando su orgullo nacionalista exhacervado. Ahí podemos detectar el fin de la armonía de la película y algo más duro nos choca, algo más convencional (entendido como convención con la que todos comprendemos algo). Y entonces buscamos de nuevo al Cabaret, porque la vida es un Cabaret, y allí, la vida, finalmente, es hermosa.