El año pasado, más o menos por esta altura, yo le confirmaba a una amiga mía que Cristina era la candidata del oficialismo para la Presidencia del 2007. Mi amiga me contestó: "Vos te creés que Kirchner se va a perder la oportunidad de gobernar de nuevo? y que después venga Cristina y se perpetúen?". Yo, con lo que todos mis conocidos llaman "ingenuidad", contesté: "Pero él dijo que no se iba a presentar a la reelección". Mi amiga seguía sin convencerse, aún cuando yo tenía fuentes muy confiables que confirmaban la candidatura de Cristina Fernández para la carrera Presidencial.
La sociedad argentina, más mi generación, perdió toda credibilidad en la política, mejor dicho en los políticos. Y lo más aterrador de esto, es que perdió la confianza en lo político, que es, ni más ni menos, la capacidad de decidir. De decir que sí o que no. Por eso muchos aplauden de pie la campaña política macrista de "no referirse a lo político". Porque así ya nadie elige. Vienen "ellos", lo salvadores, a elegir por nosotros. Y sólo nos sentamos a esperar las soluciones.
Hoy, a diez días del mes de diciembre de 2007, por primera vez en nuestro país, asume una mujer electa como Jefa de Estado y Comandante en Jefa de las Fuerzas Armadas. Si hace diez años, me hubiesen dicho que una mujer de la edad de mi mamá iba a ser presidenta, jamás lo hubiese creido. Pero no porque no crea a las mujeres capaces de gobernar ( el que me conoce sabe que jamás podría pensar así). Sino porque en esta sociedad jamás pensé que se darían las circunstancias (Lauryn Hill diría "Consecuence is no coincidence"). En esta sociedad en la que si un hombre tiene un preservativo en la billetera es precavido por su salud y de la de la mujer con la que se acuesta. Pero si una mujer lo tiene en su cartera, es una fácil y no puede esperar a acostarse con el próximo. Una sociedad que como tantas otras, relaciona al hombre con la firmeza y no a la mujer, que si llegara a esbozar algún gesto de solidez sería llamada autoritaria. Así hablan de Cristina. La soberbia, la dura, la que gasta por demás... Pero claro, cuando Natalia Oreiro aparece con un vestido de U$s 30000 no dicen nada porque "si tiene la plata que la gaste". Si no se está de acuerdo con el sueldo que se les paga a los mandatarios o funcionarios es hora de hacer algo. Porque más de uno sabe que si los elegimos tendrán el sueldo que deviene de nuestros impuestos y etc. No seamos demagogos, por favor.
Yo no la voté a Cristina, pero desde el minuto cero, desde antes de vociferar que elegía a Pino Solanas como mi candidato (no creo en eso del voto secreto, anula convicciones) dije que si ella ganaba, festejaba. Porque sí estoy de acuerdo con un 70% de su plataforma política y gestión de la que formó parte (no digo ya casi la palabra propuesta porque me trae malos recuerdos de un actual Jefe de Gobierno). Y hoy, en su discurso dijo dos cosas en donde me representó en un 100%: "No creo que las ideas se puedan resumir en 5 renglones en un diario ni en una exposición en un medio". Ya sabemos que ser breve es ser Pro, no???? Las ideas... ¿Dónde están las ideas? ¿Tener ideas es, acaso, ponerse a decir lo que uno tiene ganas? No, tener ideas, de nuevo confirmé mi afinidad con la Presidenta, es hacer las cosas desde la política. Desde la discusión, persuasión, disertación y hasta la falta de acuerdo. Porque el Estado no hace más que evidenciar las contradicciones de la sociedad. Y si llevar a cabo un plan de Gobierno toma tiempo, es porque la sociedad no se puede cambiar ni manejar de un momento a otro. Y todos lo sabemos. Ser polítco, gracias a la vida, no es Pro.
El segundo punto al que me refiero es cuando delante de toda la audiencia que supone esta asunción y los presidentes allí presentes, la Presidenta, agradeció al primer mandatario Uruguayo, Tabaré Vázquez, por su presencia y le confió que no quiere profundizar las diferencias, pero que Uruguay ha violado el Tratado Internacional del Río Uruguay. Ay, Dios! Delante de toda esa gente encarar la situación así y que se lo tome bien el presidente oriental. Porque más allá de lo que le puede molestar, enetendió el mensaje. Y Cristina tenía razón.
Y por último, la emoción. El momento del paso del mando, una vez que Néstor Kirchner le había entregado el bastón y la banda presidencial, demostró nuevamente la humanidad que sigue manteniendo el ex presidente luego de 4 años de Gobierno: se olvidaba de firmar el acta de sucesión presidencial y Cristina, bien de esposa, le llama la atención: "No, vení. Tenemos que firmar primero!". Néstor agarra el micrófono y dice: "Nunca aprendí el protocolo".
A las 18 hs, fue la jura de Ministros y por primera vez en la historia de mi vida, pude ver una jura sin el horror y desprecio con el que lo hice los últimos años. Sí, cuatro o cinco son peor que Drácula para mí. Supongo que ya saben quiénes y porqué
"tienen" que estar ahí. Pero la emoción ante la Jura de Carlos Tomada, Graciela Ocaña y el estallido del llanto contenido de Cristina cuando convocó a su cuñada Alicia Kirchner, me permitieron asegurar que por lo menos, esta gente quiere a la política. Quiere cuidarla y le interesa que todos nosotros volvamos a cuidarla y a practicarla pudiendo pronunciarla. Como si no fuera una mala palabra.