Se me hizo muy difícil decidir entre cuál de los dos primeros discos de esta hermosísima banda irlandesa está más ubicada mi adolescencia. Sin duda me enganché con la voz de Dolores O'Riordan a partir de Zombie y Ode To My Family, de su segundo disco, No Need To Argue y desde que lo compré no paré de escucharlo y enamorarme cada vez más con cada una de sus canciones, que poco tienen que ver con ese hit.
Las baladas Empty, Dreaming My Dreams, Everything I Said o las potentes Ridicoulous Thoughts, Yeat's Grave, Daffodil Lament, sumada a la trágica No Need To Argue hacen de este álbum una de las obras más redondas de la década. El Unplugged de la MTV es el mejor retrato para compilar las dos primeras producciones de la banda. Sin embargo, cuando me copié en cassette Su primera placa, el del nombre largo (Everybody Else Is Doing It So, Why Can't We?) encontré la matriz de sus composiciones, de su musicalidad, de su intensidad y sensibilidad. Y claro, lo que había escuchado antes de No Need To Argue por la radio y, sobretodo, la MTV, era eso y mucho más.
El disco abre con I Still Do que marca el ritmo y cadencia de casi todo el disco excepto por Dreams. Waltzing Back, Still Can't o I Will Always son mis momentos predilectos. Linger y Dreams son, sin duda, himnos de mis años 90's. Y acá los tienen.