No hace falta ser un fanático de la música para conocer a Elvis. Elvis se convirtió en un ícono del rock y de una cultura antes que nadie. Fue al rock lo que Eminem al rap, claro, salvando enormes diferencias. Elvis pintó de blanco lo que más pintado de negro estaba en ese momento. El mundo del R&B y el rock and roll se rindieron a sus pies, ante sus movimientos, ante su jopo, ante ese labio fruncido hacia arriba y esa mirada de niño triste que generó los primeros gritos alocados en el público al presenciar un espectáculo musical.
En varias presentaciones televisivas, lo grababan de la cintura hacia arriba para que sus caderas y su pelvis no bailaran ante la mirada de tantas niñas que hasta ese momento no habían podido ver a un hombre hacer tanta demostración de su sensualidad como parte de su espectáculo en un contexto masivo/popular.
Desde antes el rock venía siendo un estilo de vida y una cultura más que los demás géneros musicales -a pesar de que cada uno de ellos resignifican prácticas en sus modos de consumo. Pero ninguno como el rock, y ninguno pudo tener referentes como, lo es a este género, un rock star. Y Elvis fue el primero. Es interesante ver que por ejemplo, en Argentina, desde Sandro hasta Pocho la Pantera quieren parecérsele. Elvis traspasó a los entendidos de un género, es más que Sinatra habiendo vivido mucho menos. Y desde ya que su repentina muerte (haciendo honor a su nómina de rock star) lo transformó en un mito.
Love Me Tender. Elvis no necesitaba de nada para envolvernos con su interpretación, ni de altas notas, ni de grandes escenarios. Sólo él y esos graves susurrados en esta hermosa canción.
Lo trascendental del mal
Hace 11 años