Björk apareció en escena en un momento brillante de la música. Digo brillante literalmente. En una época en donde la música era Nirvana, Pearl Jam o Alice in Chains, esta dama del hielo, asomó su nariz respingadas y sus 5 rodetes al continente americano y ya nada fue lo mismo. Son muchas artistas las que han sido influenciadas por Björk, desde Natasha Khan de Bat for Lashes hasta Julieta Venegas; pero muy pocas realmente pudieron plasmar un legado. Ni siquiera en eso pueden seguirla.
Björk es única en todos sus aspectos: en su apariencia, en su música, en su forma de hacer música, en su forma de publicitarse (como vestir el cisne de su disco Vespertine para la entrega de los Oscars de 2002 en la que estaba nominada por la maravillosa actuación en Dancer In The Dark de Lars Von Trier). Sus videoclips recorren una estética y una variedad de estilos que nos invitan a mirar uno tras otro como una forma más de la expresión de su arte cada vez más cambiante.
Hasta Madonna tuvo su etapa de obsesión por la música de la islandesa durante el período romántico experimental en los años 94/95. Björk produjo esa obra maestra que es Bedtime Story para el disco Bedtime Stories de Madonna. El tema es algo así como un viaje por el inconciente en donde no hay ninguna linealidad ni en la composición musical ni en sus letras, más que la repetición del estribillo: Let's get unconsious, honey.
Discos claves: TODOS... cada uno de sus discos es una revelación de las capacidades de hacer música que hay en el mundo, pero si tenemos que elegir: Debut, Post, Homogenic y Vespertine.
Déjenla que los enamore mientras hace un huevo frito. Así lo hizo conmigo.
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