jueves, 6 de junio de 2013

Eminem - The Marshall Mathers LP

Eminem es un personaje muy interesante para analizar. Partamos de la base de que es un rapero blanco en un mundo en el cual(casi como excepción) ser de esa raza es un estigma. En segundo lugar, este muchacho de Detroit, tiene buen fraseo e ideas para rapear a diferencia de sus colegas como Vanilla Ice. Por otro lado, supo hacer muy buenos discos. Tal vez no tanto ahora, pero tiene ojo para los hits, claro, sumado a un equipo de productores como Dr. Dre (capo del Hip hop) que supo guiarlo muy bien. Sus videos son referenciales del momento de apogeo era MTV; cando aún Youtube no había desplazado por completo a la forma tradicional de acceder a los bienes culturales (musicales, televisivos, cinematogréficos, de artes escénicas). En ese entonces, los videos de Eminem (nacido como Marshall Mathers) siempre se destacaban, así como hoy lo hacen los video de Lady Gaga. Con siete discos en su haber y pronto a lanzar el octavo, podemos decir que el chico tiene talento. Pero justamente esa es la frase que mejor aplica para describir en qué radica el capital artístico de Eminem. El talento, posiblemente, una de las cualidades más ambiguas que hay. Este concepto, muy post "noventas", propio de los realities que buscan estrellas fugaces, o de aquellos quienes logran llegar a la cima por un corto período podría compararse con una cajita que muchos pueden tener, pero la que pueden rellenar con porquerías (Britney Spears) o con diamantes (Justin Timberlake). Algo así como cuando uno corta una relación diciendo que: "sos una persona divina, pero..."; "Tenés mucho talento, pero..." Eminem está en el medio de esos dos casos. Sus últimos discos no hacen más que repetir la fórmula de un samplear un tema conocido o no (recordemos que fue él quien descubrió a Dido utilizando el estribillo del tema de la inglesa, Thank you, para hacer la joya Stan del disco The Marshall Mathers LP) ponerle una letra entretenida, polémica o de alto contenido intrigante y nada más. Sobretodo podemos decir que sus últimos hits fueron bastante básicos, como el que hace con Rihanna, Love the way you lie (creemos una dupla desaprovechada), en donde jugó con que lo que iba a bastar era poner a Megan Fox en el video. Desde ya que el tema rotó y rotó y bastó para que venda, pero los que escuchamos su tercer disco, The Marshall Mathers LP, sabemos de lo que hablamos. En 2000 Eminem tenía cierta reputación: niño blanco problemático, medio "todofóbico", machista, violento, adicto. Pärecía tenerlas todas. Tantas, que era más que evidente que no era más que un vende humo para llamar la atención de los medios. Lo logró, pero también se hartó. Entonces lanza este disco, con el nombre que aparece en su documento. Eminem quería jugar a ser él. Luego de su segundo disco, apodado como su Alter Ego Slim Shady, Eminem se enfocó en enterrar a ese otro yo. Las canciones de The Marshall cuentan sus problemas de aceptación personal, sus vínculos enfermizos con su ex mujer y madre, sus adicciones, el peso de ser blanco en una industria encasillada (tal vez por los blancos mismos) en que hay que ser negro para triunfar. A su vez, algunos tracks están separados por fragmentos de conversaciones entre el rapero con CEO de la discográfica, productores defenestrando su disco por su poco valor comercial, por su nivel de confrontación. Parecía estar explicitando su estrategia comercial: alto grado de polémica que lo podría llevar a perder su contrato con Polydor. Sin embargo lo que más atrajo al público, no fue tanto ese asunto, sino, la perfecta combinación entre lo visual y su música. Cada canción parecía ser un video clip sin necesidad de estar mirándolo. Perfectas radionovelas musicales; y cada uno de los videoclips cumplían perfectamente con la expectativa. Tal es el caso de Stan. Esta canción cuenta la historia de una fánatico obsesionado con el rapero, quien luego de enviarle una serie de cartas (cuando aún Internet no había estallado) que no fueron contestadas a tiempo, decide matarse arrojándose al río en su auto con su mujer embarazada en el baúl. Cuando Eminem tiene tiempo para responderle la carta, intenta convencerlo sobre su grado de obsesión para con él. Stan ya estaba muerto. Ve las noticias sobre el suicidio y cae en la cuenta. La brutalidad de la historia, está perfectamente plasmada en la interpretación que hace el mismo Marshall Mathers de Stan. Cuando llega el desenlace del relato, es imposible no tener escalofríos. Esto se repite en varios temas del disco, todos con excelentes letras, muy buenos ritmos e invitados como Snoop Dog, Dr. Dre, Nate Dogg y la banda que tenía Eminem en ese momento D12. En 2002 protagonizó una película casi autobiográfica cuya actuación fue muy bien recibida y le valió un Oscar a la mejor canción en ese año por la excelente Lose yourself. Eminem es un excelente ejemplo de talento, ¿cuánto se puede hacer con eso? Eminem - Stan Eminem - Lose Yourself